Washington D. C. — 24 de junio de 2025. En una entrevista esta mañana con el presentador Steve Bannon en su podcast War Room, el expresidente Donald Trump lanzó una declaración incendiaria: si es reelegido, se reservará el derecho a ignorar fallos de la Corte Suprema que él considere “injustos o ilegítimos”.

La afirmación surge en medio de crecientes tensiones entre Trump y el poder judicial, luego de que la Corte Suprema dictaminara recientemente que los expresidentes no tienen inmunidad absoluta ante procesos penales por actos cometidos fuera de sus funciones oficiales.

“Si un tribunal corrupto dicta una sentencia que claramente está motivada políticamente, yo no tengo por qué seguirla. El presidente responde al pueblo, no a jueces nombrados por el sistema”, dijo Trump.

Reacciones inmediatas del ámbito legal

La comunidad jurídica reaccionó de inmediato. El constitucionalista Laurence Tribe calificó las declaraciones como “un ataque frontal al estado de derecho”. Por su parte, el exjuez Michael Luttig —conservador y exasesor de la Casa Blanca— advirtió que “lo que propone Trump es autoritarismo disfrazado de populismo”.

La Asociación Nacional de Jueces Federales emitió un comunicado urgente recordando que el cumplimiento de las decisiones judiciales es “una piedra angular de la democracia estadounidense”.

¿Estrategia electoral o amenaza institucional?

Los asesores de Trump, sin embargo, defendieron sus declaraciones, alegando que se trata de una forma de protesta contra el “activismo judicial” y la “persecución sistemática” en su contra, en referencia a sus múltiples juicios penales aún en curso.

Este tipo de retórica se ha intensificado en las últimas semanas, como parte de su estrategia de campaña: presentarse como una figura insurgente que combate un “sistema corrupto”, en un lenguaje cada vez más desafiante hacia las instituciones tradicionales.